El Closet Lolita
Dueño de nuestros suspiros y lleno de anhelos. Se arma con la constancia y la precisión que conlleva una obra de arte, porque al final de cuentas es una expresión de quienes somos.
Cada pieza elegida con cuidado. La emoción de la búsqueda y la alegría del hallazgo. Las dudas, la espera y esa infinita felicidad cuándo por fin lo tenemos en las manos.
Así es como el armario se transforma en alhajero y las prendas en joyas sumamente preciosas.
Pero la paciencia tiene que estar de nuestro lado, no la compra frenética. Es la elección cuidadosa la que logra mayores éxitos.
Aún cuándo parezca que no poseemos aún un estilo definido, solo basta tener las prendas juntas, en amorosa hilera para darnos cuenta que estamos recorriendo el camino correcto o no.
Cuidado de despreciar alguna prenda por pensar que no se ajusta totalmente a nuestro estilo. Pensarlo bien, antes de venderla, ya que por algo la adquirimos. Fue por el color, el diseño o el print, acaso?
Pero tampoco tenerle miedo a los cambios y a la renovación. Nosotros cambiamos, es justo que nuestro guardarropas también lo haga.
Y no hay como la voz amiga para aconsejarnos cuando la duda se aloja en nuestra mente. Guiándonos con cautela sin imponer opiniones.
Porque el lolita no es hablar solo de ropa, sino comunicarnos con los demás mediante esta. Quien más puede apreciar la belleza de la forma o lo exquisito de una puntilla? Es que hablamos en un mismo idioma, perdido en el tiempo, de galones y bordados. Evoca el antiguo refinamiento que la modernidad ha dejado en su paso. Y es que al ver una prenda tan primorosamente diseñada nos hace sentir que el encanto no se ha perdido. Y nadie puede dudar de que existe algo de magia en la ropa lolita.
No se equivoquen, no es vestirse de niña, princesa o dama antigua. No es un disfraz, algo ajeno a nosotras que usamos por diversión. Es algo propio, intimo, duradero. Porque el lolita no define quien somos, solo redescubre y afirma lo que ya eramos.
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